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18 noviembre 2013 1 18 /11 /noviembre /2013 12:30

Te cae el agua como si realmente fuera bendita, como si te estuviese purificando y curando de los males que se han quedado tras la cortina del bño. Según llega más y más caliente, más y más te relajas. Entrar en calor en un día de frío no tiene precio. Creo que es una de las sensaciones más placenteras que existen (no voy a entrar a detallar otras muchas porque no vienen al caso).

Vas repartiendo el agua por cada palmo de tu piel haciendo que ese solo estímulo, active hasta la propia mente y, según prosigues con tu ejercicio higiénico diario, haces recuento de cuantas horas, en un par de días de ocio, has dedicado a pensar en ti...conversaciones virtuales contínuas, acciones benéficas, rituales de aprendizaje y entrenamiento, orejas activas, presencia y alma de quien te necesita, sermones, charlas, palabras, antídotos, sonrisas forzadas, trabajo en equipo,...saldo total en una misma: lo que tarde en cerrar el grifo de la ducha, es decir, unos minutos.

Y, de pronto, te das cuenta que unos minutos en los que simplemente te has planteado cuanto te has dejado por hacer por ti, son suficientes para llegar a la conclusión que vas a empezar la semana agotada, con una energía en números rojos y con ese pequeño pellizco de no tener tiempo para lo que habías planeado hacer.

Bien, puedes hacer dos cosas: desesperarte o reiniciarte...pero, realmente, ¿hay que elegir?, ¿la respuesta siempre tiene que ser A ó B?, ¿hay que ponerse siempre en la tesitura de blanco o negro?.

Pues no, sencillamente no. Una se desespera y llora sus penas, agobios y lo que tenga que ser y, a continuación, con arranque y tomando mucho aire (uuuuuuuuuuuuuuuuuuf), se reinicia.

Sistema operativo a tope...feliz semana!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.

 

 


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11 noviembre 2013 1 11 /11 /noviembre /2013 12:53

Todo se vuelve negro, oscuro, aterrador. Parece que las paredes empequeñecen para meterte en la cajita que forman las cuatro que te rodean. Que en pleno sudor febril porque la situación se te escapa de las manos, un frío gélido te atraviesa la columna poniendo en alerta todas y cada una de tus terminaciones nerviosas. Hecha una rosca, en el hueco que el sudor ha dibujado en tu cama, las imágenes, los sonidos, los olores y sentimientos te ahogan, te agobian, no te dejan respirar. Y por más que, de forma espasmódica, muevas la cabeza, no se van, gritan más, te vuelven loca.

Lloras, no sabes hacer más que intentar liberarte de la tenaza que te desgarra el pecho. Tu cuerpo se tensa ante las visiones que parecen muy reales, tanto que te tocan, te castigan, te dan con ese látigo de un remoridimiento sin sentido, Porque nada tiene sentido más que el dolor que sufres, el dolor que aprendiste a base de palos, palos diarios, palos distintos, de miles de formas pero con un denominador común: la sutileza.

Tiemblas, gritas sin apenas emitir ningún sonido, te duele la garganta porque el lamento se ha alojado justo por donde pasaba el aire que necesitas para vivir.

Y, de nuevo, la oscuridad...pero, querid@s, el león no es tan fiero como lo pintan. Sólo hay que tener el valor de mirarle a los ojos, sin reto, simplemente que sepas que estás ahi y que no te vas a ir al primer rugido que te lanza. Que puede dar zarpazos al aire porque es altivo, es el rey, pero que tú vas a permanecer, aunque sea bajando la cabeza de vez en cuando para no envalentonarle más de lo necesario y, cuando se aburra (porque el león se aburre, dejas de ser su presa, dejas de merecerle la pena), te levantas, le vuelves a mirar y le transmites que no tienes miedo, que ya no huyes, que ya no solapas un sentimiento con otro para que no se note que eres débil, que ya no necesitas argumentar una mentira para convertirla en una verdad, que ya no necesitas correr sin sentido porque eso, simplemente, es de cobardes.

Hay luz, hay una mano, hay un brazo fuerte, un pecho en el que hundirte, un hombro en el que apoyarte, una palabra amable, una sonrisa al aire, un rayo de sol que te ciega, una salto adelante, un suspiro al viento, una mirada al horizonte, una posición erguida, un abrazo calmante, un lazo férreo, una complicidad que fortalece y, sobre todo, un sitio donde descansar.

A tod@s...gracias.

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5 noviembre 2013 2 05 /11 /noviembre /2013 08:05

Despunta delicada la mañana fría de otoño con su cielo a rayas de colores. Naranjas, fucsias, azulados, todo se mezcla como en la paleta del pintor que busca matices, colores distintos e, incluso, únicos.

Se perfila el día siguiente al día de tinieblas más claro, más uniforme en sus latidos, más escandaloso de energía.

Te arrulla, te abruma, te levanta como un tiro para que lo vivas.

Un día más en su vida, un día menos de locura. Aquello del vaso medio lleno, medio vacío...¿qué más da?, el caso es que el vaso ni está lleno ni está vacío. Que la linea divisoria enter el líquido y la Nada esté más o menos cerca del fondo, es lo de menos. Al final, lo más importante, o, al menos, lo más interesante es que ese líquido ni se derrame por superar la capacidad de llenado del vaso ni se evapore o desaparezca por vaya usted a saber qué razones.

Mientras haya líquido, podemos seguir divagando acerca de dónde se encuentra y, a partir de ahi, elucubrar con mil teorías.

Buenos días y, hoy en concreto, buena suerte.

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29 octubre 2013 2 29 /10 /octubre /2013 07:39

“ Dejame que te cuente historias, porque tengo muchas y se me da muy bien relatarlas.

Dejame que te cuente la de la estación de Atocha, la de los castillos de Alcorcón, las de Cuenca y los centenares de pueblos en fiestas que he visitado, llevando la alegría y la música a muchos rincones, a mucha gente.

Dejame que te cuente la de los Beatles en aquella noche especial, la de mi juventud con algún altercado imprevisto y resuelto con la chispa de los pocos años de vida.

Dejamé que te cuente la de mis hijos, tan distintos mi Rober y mi Silvi, por los que he luchado para que no les faltara de nada.

Dejame que te cuente la de mi amor, eterno, sencillo, día a día construyendo, juntos hasta que la muerte nos separe.

Dejame que te cuente la de mis mañanas, con mis compañeros, los desayunos con humor, con retórica, con alguna discusión y muchas carcajadas prendidas de las esquinas de aquel edificio del cual, siempre, nos querían echar.

Dejame que te cuente mis poesías, mis recuerdos, mis bromas, mi sonrisa, mis melodías y mi empatía con cualquier ser humano, de cualquier condición y filosofía.

Pero, sobre todo, dejame que haga todo eso porque ahora…voy a tener todo el tiempo del mundo para seguir creando magia por el día y cuentos por la noche”.

Una sonrisa serena se les dibujó a los dos, como si se hubiesen comprendido totalmente, en mutua sintonía. El cálido ambiente fue de pronto interrumpido por un llanto. Pako y su nieto mayor se sobrecogieron al escucharlo y con rapidez, Pako se asomó a la cuna del más pequeño de sus nietos comprobando que se le había caído el chupete.

“Ah, por eso lloras, eh?”. Le ajustó el chupete y le puso la mano en la mejilla, susurrándole “para ti, también tengo historias, cuentos, magia y tiempo”.

Por siempre, feliz etapa, compañero. (Dedicado a mi compañero, amigo y "papá" Pako)

 

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16 octubre 2013 3 16 /10 /octubre /2013 07:51

Una historia preciosa, para los incrédulos del lado emocional de los animales. Hay mucha gente que piensa que los animales se rigen por un interés manifiesto. Si le doy algo, es mi amigo y si no, no. Pero, gracias a Dios, esto no es así. Los animales sienten y sienten de verdad, como los seres humanos. Cualquier especie expresa sentimientos de una u otra forma, tienen su "lado" emocional más o menos desarollado, pero sienten.

Ayer me encontré con una historia apasionante al hilo de lo comentado.

Koko, una gorila californiana, fue adiestrada en el lenguaje de los signos. Podía mantener una conversación en ese lenguaje sin problemas, poniendo de manifiesto su capacidad de aprendizaje y comunicación.

Desde muy chiquitina, Koko fue familiarizada con los gatos. Con uno en concreto, Bolita. De forma que, estas dos especies, aparentemente muy alejadas en la escala evolutiva la una de la otra, convivían sin ningún tipo de estímulo más que estar bien juntos (lo que los etólogos llaman "afecto"). Se encontraban a gusto, sin más. Y así estuvieron 15 años.

Un buen día, Bolita, curiosa, inquieta, se escapó y murió en un accidente.

Cuando los cuidadores de Koko le dieron la noticia...las imágenes hablan por si mismas.

Buenos días a todos y sentimientos a flor de piel.

 

 


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15 octubre 2013 2 15 /10 /octubre /2013 09:41

Apenas unos vatios de luz iluminaban su noche. Una bombilla, tan solo una bombilla (ya iría a comprar una tulipa cuando tuviese dinero y ganas) reflejaba su sombra en el edredón de su cama.

Con un nudo en la garganta, miró de nuevo aquella foto que le acababan de mandar y, por consiguiente, de hundir.

No quiso ampliarla, como si aquel gesto ya le diera una importancia mayor de la que tenía, era su pequeño desprecio hacia la noticia en forma de imagen. Si no la ampliaba, no era tan grande.

Miró al armario que tenía justo enfrente y le sirvió, por unos segundos, como pantalla de cine. Pudo ver tantos deseos, ilusiones, posibilidades que al volver la mirada hacia aquella foto, no pudo evitar que el nudo se le disgregara en ambos ojos y se mojaran con una mezcla de rabia y envidia.

También quería esa foto, la suya, la que endulzaba todos los días, la que mimaba desde hacía tiempo, la que sacaría ese poderío oculto que solamente ella sabía que poseía en realidad.

También quería esas sensaciones guardadas para unos pocos, para algunos enchufados sin talento. Sensaciones denegadas para genios de pluma ocultos bajo un nombre anónimo y capados de oportunidades por no vivir en la telaraña de las relaciones sociales adecuadas.

Pero, por ahora, saliendo de su ensoñación, solo restaba poner el despertador a las 6 de la mañana, echarse el edredón por encima y columpiarse, como hacía años, en el "quizás algún día".

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8 octubre 2013 2 08 /10 /octubre /2013 09:21

Leía esta mañana que podemos elegir, en nuestro interior, el destino de nuestras acciones. Que poseemos todo el arsenal necesario para ser o lo mejor o lo peor.

Según avanzan los días y, considerando que lo que he leído sea cierto (no lo pongo en duda), ¿por qué se escuchan tantas "malas" elecciones?.

Si uno se pone a oir las noticias o leer la prensa, se da cuenta que la elección pacífica, fortalecedora, positiva o creadora de conducta "buena" , no se considera. Parece que en parte de la tierra, en el reparto de esas dos opciones interiores, algunos sectores se quedaron solo con la respuesta terrorífica de la violencia, de la falta de humanidad, del horror de masacres que ponen los pelos de punta...que son cosas que pasan, ojo, no estamos ante un film multimillonario de la factoria americana, no. Cosas que pasan en nuestro planeta, mires donde mires no te puedes creer que estén pasando hambre, muertes, sufrimiento desmedido (que ni siquiera nosotros entenderíamos o soportariamos) y pasa, los eventos se suceden todos los días y a fuerza de escucharlos, creo que hasta nos hemos acostumbrado a ello.

Pero, si realmente hay esas dos opciones internas, ¿qué es lo que pasa?, ¿por qué no hacemos uso de aquello que nos selecciona frente al resto de las especies, la palabra?. Parece sencillo, verdad?. Pues, desgraciadamente, o por desconocimiento o por narices, parte de la población tiene dormida o vacía esa cavidad donde se debería alojar la parte "buena" frente a la "mala"...una pena, señor@s, pero es asi.

Al menos, soñar es gratis.

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30 septiembre 2013 1 30 /09 /septiembre /2013 08:10

"Cuando un amor sale por la puerta, otro entra por la ventana"...por la ventana que has de dejar abierta, permitiendo que penetre la fresca brisa que anuncia el cambio de estación haciéndose a cada esquina, posándose en cada recoveco, sonriendo a la sinuosidad de las esquinas.

Esa ventana que trastea al compás del viento, que se inquieta con cada golpe de aire, que no está tranquila, parece que espera ansiosa a sus visitantes para darles la bienvenida a la nueva estancia.

Y, al mismo tiempo, la puerta se cierra a cal y canto, con su portazo sonoro que inunda el vacío que ha dejado, con la categoría que ese evento te deja en el alma. Las huellas de la intensidad de una historia que llega a su fin. Huellas que serán borradas con más o menos esfuerzo por los acontecimientos que aún están por venir con las nuevas y bajas temperaturas, con el gris de las nubes que se asientan en las montañas, rabiosas por descargar la vida que portan en forma de fina lluvia que todo lo limpia.

Cuando un amor frenético, pasional, arrollador sale por la puerta por voluntad propia, sin siquiera echar la vista atrás atendiendo a tus súplicas de regreso, otro entra por la ventana despacio, silente, tímido. Se va recomponiendo para hacerse más grande cada día, se busca la vida para que lo acojas, para que lo hagas tuyo, para que te lo creas.

La puerta no se abre más que para recibir lo que queda tras el vendaval, que no es más que el abrigo de tus amantes, de esas personas que te quieren con todo su corazón y que esperaban, callados, atónitos, a que despertaras de esa pesadilla.

La ventana se queda abierta hasta que consideres necesario cerrarla para crear, ya dentro, el calor de lo que es tu hogar, el tuyo y solo tuyo, el que tú quieras que sea, pero tuyo y nada más.

Cree, camina, asienta, siente, percibe, disfruta, corre si quieres...pero siempre hacia delante, con esos comienzos que nos dan la vida por novedosos, por esperados, por merecidos.

Nadie como tú para escribir tu propia historia...¿quién si no?.

Feliz lunes de otoño.

 

 


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23 septiembre 2013 1 23 /09 /septiembre /2013 07:59

Se levantó en cuanto escuchó el borboteo de la cafetera. El café estaba recién hecho, esperando a escuchar su relato. Porque otra cosa no, pero ese día le apetecía relatar su devenir en los últimos meses. 12, pensó mientras servía el café. 12 meses de retos, de caidas, de levantamientos, de descubrimientos, de límites, de razonamientos, de llantos, de sonrisas inesperadas, de dejarse querer, de dejar de querer.

Volvió al salón donde su amiga la esperaba mirándose la manicura divertida que se había hecho el día anterior.

"Sin azúcar", es verdad, su amiga lo tomaba sin azúcar mientras que ella regaba el café con un buen chorro de sacarina, desatendiendo los consejos de uso adheridos a la etiqueta del bote que recomendaban unas gotas en función de la dosis de bebida.

"Ya ves como pasa el tiempo. Un año, querida amiga, un año, y parece que fue ayer cuando no sabía ni por donde me andaba. Cuando me levanté al día siguiente y no sabía ni quien era, hacia donde debía dirigirme o si podría soportar tanto dolor concentrado. Un año en el que los obstáculos a veces me parecían insalvables, un año en el que paulatinamente se me iban agotando las pilas, donde no podía dar pasos más que en falso, donde la herida era de una gravedad tal que apostaba lo que fuera a que no sanaría jamás".

"Pero ya ves que no".

"¿La herida?, si, la herida gracias a Dios sanó. Y se cerró como tenía que hacerlo, bien, con tiempo, con pequeñas recaídas, con pequeñas hemorragias. Pero se cerró. La cicatriz luce hasta bonita".

"Las cicatrices nunca son bonitas, no mientas".

"¿Cómo que no?, hace cicatrices bellísimas, que te recuerdan momentos imposibles si no fuera por ellas. Y estas, que a priori parecen horribles, con el paso del tiempo se estiran y llegan a ser casi imperceptibles. Tu piel se queda marcada porque aquello pasó y no es que lo tengas que recordar por imposición, es que forma parte de tu historia, aprendiste muchas cosas de ese tiempo y te vuelves cada día más poderosa al ver como esa cicatriz va teniendo poco a poco menos entidad.".

"Si tú lo dices...".

"Yo te lo digo...y te lo digo porque es así. Porque una no lo pasa tan mal para quedarse así toda la vida. Al contrario. Son escalones de los que te caes, pero al final logras reunir las fuerzas y el cariño necesario para auparte un poquito más e ir subiendo esa escalera al cielo".

Sonríe a la ocurrencia y a la visión de esa escalera que se le antoja eterna pero accesible.

"Se te va a enfriar el café".

Con un golpe de cucharilla y una mirada cómplice de quien sabe lo que es ese tipo de sufrimiento, se acomodan en el sofá y se disponen a compartir las sensaciones de aquella mañana de montaña y sol.

Nada es eterno, nada hace tanto daño, solamente el que tú permitas que penetre en tu interior.

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19 septiembre 2013 4 19 /09 /septiembre /2013 07:59

Aviso para navegantes: a partir de ahora, sólo entornos positivos, críticas constructivas y gente sonriente (aunque sólo sea por dentro, ya sabemos que hay gente a la que esa mueca le cuesta Dios y ayuda).

Todo tiene una sencilla razón de ser. Y no es otra que seguir caminando. En el camino hacia la meta, existen muchas dificultades que asumir que no dependen de uno mismo. Obstáculos, parones, mal firme, condiciones meteorológicas adversas, etc...pero, amig@ mi@, las que dependen de un caracter, de una forma de ser, de la suspicacia para percibir el mal estado del de al lado, la delicadeza de hacerse con ese ánimo y transformarlo, la ardua tarea de acompañar en el dolor a alguien que está sufriendo; eso, eso si no se hace, no es justificable darlo por bueno. De ninguna de las maneras.

Tendemos a sumar, así nos lo enseñan desde que somos pequeños. Valores que, a pesar de los pesares, para mi siguen en alza. Que se deben llevar a cabo con naturalidad y no buscando un fin muy concreto y que, en ocasiones, tiene un componente elevado de egoísmo.

Por ahi no paso. Ya está bien de la bondad gratuita, del buen hacer en vano, de irse con las manos vacías cuando el camino inverso lo realizaste con los brazos llenos de buenas intenciones.

Solo aquellos/as que lo merezcan, tendrán su recompensa.

Feliz jueves y arriba ese ánimo, la felicidad está un poquito más cerca si miramos un poquito más allá.

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