No sé cuánto va a durar porque parece que la cosa comienza a ponerse seria en breve (ya sabéis de qué hablo), pero al menos hoy, seguimos con esta especie de tregua extraña, como si verdaderamente me hubiesen oído los Dioses del Olimpo y me hubiesen premiado con estos días de sol y calor.
Hoy quería dedicar mi pequeña reflexión a todas aquellas personas que conocen lo que aqui se cuece y, tras un vistazo rápido, te dedican unas palabras de agradecimiento por estas frases, palabras que se me clavan dulcemente (aunque suene paradójico) en mi interior y, automaticamente, se convierten en esos impulsos necesarios para sacudir la propia inseguridad de quien escribe con el corazón pero no sabe si agrada del todo. De acuerdo que todo esto lo hago por una necesidad de expresarme que viene de lejos, que verdaderamente esto es un ejercicio imprescindible en mi vida y que no atiende a ningún tipo de interés más que el propio de satisfacer un requerimiento personal, sentimental, anímico...pero no es menos cierto que, en ese momento de fortaleza (porque, al menos en mi caso, es un instante de locura) en el que te envalentonas y mandas este link a alguien que aprecias y quieres, siempre hay un diminuto resquicio de esperanza de que guste lo que haces, teniendo en cuenta que también acepto que no guste; en definitiva, que genere movimiento en uno u otro sentido, pero dinamismo al fin y al cabo.
No es fácil encandilar al personal con algo para lo que, seguramente, ni sirva del todo y, de hecho, son más las veces en las que te planteas dar un paso atrás y admitir que esto no es bueno que las veces en las que la satisfacción tras un escrito, te llena sobremanera. Quizás sea en ese contexto de supervivencia en el que salen las mejores cosas y, sinceramente lo digo, me siento una privilegiada sintiendo ese miedo, esa vergüenza, esa timidez, esa intranquilidad, esa hiperventilación, porque sólo desde esa posición (sin que se convierta en una obsesión negativa), encuentras el detonante que hace que sientas que debes mejorar cada día, que tienes aún muchísimas cosas que aprender y que no quieres que esa sensación te abandone porque las sorpresas en la vida son fundamentales para vivirla con intensidad, siempre esperando lo siguiente con la alegría y expectación propias de esa parte cándida e ingenua que, al menos algunas, seguimos conservando.
Gracias de todo corazón a mis nuevos/as descubridores/as pero, sobre todo, gracias por quererme de la forma en la que lo hacéis...eso si que es impagable...ese es el verdadero sol en cualquier época del año...hasta en Otoño!!!!!!.
Feliz fin de semana.