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9 abril 2013 2 09 /04 /abril /2013 10:40

¿Qué sería la vida sin retos?, para mi, un aburrimiento. Bien es verdad que yo los necesito de manera constante y, es posible, que ese tampoco sea el estado ideal. Pero no es menos cierto que los requiero y me ayudan, en mayor o menor medida.

En este caso concreto, elegí correr. Si, corro desde hace tiempo y tampoco tendría que ser un reto como tal. Pero lo fue. Y lo fue porque lo que soñé la noche antes, se cumplió al día siguiente. Tuve la paciencia de a las 3 de la mañana, coger una libreta y apuntar el tiempo que iba a hacer al día siguiente (1:53:48).

Quienes practican esta disciplina saben lo dura que es. Para el cuerpo, para la mente. Desde el que corre como el que más hasta el último que cruza la meta, todos tienen su mérito, valen su peso en oro.

Horas de sufrimiento, dolores conocidos, dolores nuevos y los que quedan aún por descubrir, sudor, fatiga, agujetas. Tanto da que llueva, que nieve o haga un sol espléndido (que aún ando esperando). Tanto da si estás más cansado como si estás fresco como una lechuga. Sales a correr y punto. Acumulas metros en tus zapatillas, kilómetros en tus piernas, por pinares, asfalto y charcos. Sólo o en compañía comienzas a moverte con un fin concreto: acabar esa carrera.

Para más inri, encima mi caprichosa mente decidió que sería un triunfo maravilloso acabar esa carrera en menos de un tiempo, de una cifra que, según se dice, no parece que sea importante. Y, sin embargo, esa cifra se te clava a fuego en el baúl de tus deseos para cuando se pueda conseguir...y, ¿por qué no ahora?. La mente es sabia y según le haces esa pregunta y con la mencionada actividad por medio (donde no soy ni mediocre), decide decirte "intentaló y si no, en otra ocasión". Quieres y pretendes, pero ya sabes que si no lo consigues, vas a estar en paz contigo misma.

Y echas a andar, pasas el arco de salida y que Dios nos pille confesados!!!!!. Vas, tiras, aflojas, sonríes, respiras, te asfixias, bebes, miras. Tu ciudad engalanada para recibirte como atleta popular (de las malillas, por cierto) y eso es un lujo.

Solamente hay un instante, al final, en el que miras tu reloj (que no has consultado antes por temor al desastre) y constatas que ese tiempo del baúl, es tuyo, lo va a ser y te ríes, te ríes mucho porque sí que es verdad que hay ciertos sueños que se hacen realidad.

Cruzas la meta y escribes un reglón más de tu pequeña historia personal, rodeada de miles de personas anónimas como tú pero que también tendrán su baúl y, como yo, miles de retos aún por conquistar.

Hora y pico (1:54:08) después, soy feliz.

P.D. Muchas gracias a todos aquellos que me han apoyado en esta pequeña preparación porque sólo ellos saben lo mal, pero sobre todo, lo bien que lo hemos pasado antes, durante y después.

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Comentarios

M
Felicidades, preciosa!
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F
jaja, con lo qu tú corres, lo recobrarías enseguida, sin duda... Besos, campeona;)<br /> <br /> PD.: ¡Qué pena! nuestro R. Madrid... bueno, acaba de marcar cristiano otro ¡bien!
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K
O que me lo roben a mi, amiga, que no me importa!!!!!, jijijijiji.<br /> Besitos, flor.
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F
El día que robes un corazón y eches a correr, alguien se quedará tirado para siempre, parado jaja, sin "sin pilas en el reloj"<br /> <br /> Felicidades por disfrutar;)
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