¿Cómo sería el paraíso para ti?, pregunta la periodista al vocalista de un grupo británico de renombre que presenta su último trabajo por España en el día de hoy...resopla...se lo piensa...reflexiona y termina diciendo un tópico dentro del discurso que, supongo, se ha preparado (parece que hay preguntas que son absolutamente previsibles): un sitio donde haya paz, donde no haya hambre, ni enfermedad, ni dolor...bla, bla, bla...pero, ¿tiene razón?, y mucha, al menos para mi.
Lo que ocurre es que nos parecen cosas tan inalcanzables que hasta podemos desconectar ante ellas, restando importancia a un deseo ambicioso, pero que por el hecho de ser elevado, ¿carece de valor?, no, en absoluto...sin embargo, lo inalcanzable lo eliminamos de nuestra lista de tareas, así no nos sentiremos frustrados de antemano pues sabemos que no lo vamos a conseguir; lo imposible se lo dejamos a los demás que nosotros ya tenemos bastante con sobrevivir dentro de nuestras posibilidades; lo impracticable se presenta tan lejano que mejor mirar hacia otro sitio, ojos que no ven, corazón que no siente...y nos quedamos tan tranquilos.
Imaginamos paraísos más de andar por casa, más terrenales, más nuestros y esas posibilidades mencionadas...pero es que también es válido y, sobre todo, sano!!!!.
Dentro de la escala de deseo, cabe de todo, ahí está lo realmente grandioso de la respuesta del vocalista y de la que daría yo misma que, a estas horas, me parecería un paraíso posar la cabecita en el brazo del sofá, hacerme una rosca con ayuda de esa mantita que todo lo cura y lograr un sueño que se me niega por norma y por ser tan cabezota. Los dos son deseos, los dos son paraísos y los dos son compatibles, no es necesario excluir ninguno, lo interesante es tener la capacidad de alojar ambos extremos y seguir soñando despiertos y, algunos afortunados, dormidos.
Tengan buena tarde y...bienvenido a mi Paradise.