10 mayo 2012
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Ese maravilloso viaje que le habían prometido era a la India. Pero al final, por cuestiones ajenas a su voluntad, lo iba a realizar sola. Sentía alegría por hacerlo pero una tristeza inmensa por su ausencia. Sacó el billete del bolso mientras esperaba en la cola para facturar su maleta y comenzó a abanicarse para ahuyentar la angustia de sus últimas palabras. "No puedo ir" y colgó sin más. Avanzó un par de pasos. Notó una igera vibración en el bolsillo de su abrigo. Extrajo el móvil y visualizó el sobrecito parpadeante de un mensaje recibido. "No puedo ir...pero lo voy a hacer". Alzó la vista y se emocionó a verle.