Me provoca comentar, tras días sin andar por aqui, esa extraña sensación de conflicto entre lo que deseas hacer y lo que realmente tienes que hacer.
Y me provoca comentarlo porque, a pesar de que a priori puede parecer una situación en la que las soluciones son ignorar y quedarte tal cual o salir huyendo no vaya a ser que te coja algo, no es del todo así.
Hace muy poquito tiempo que se me presentó algo del estilo. Un deseo irrefrenable (también en un principio) y una decisión en contra con una fuerza tal que, al menos, te tenías que sentar a meditarla con lo que nos cuesta hacer esto último con la vida que llevamos.
Pero si, te sientas, reflexionas, imaginas balanzas imaginarias, haces listas de "si" y "no", te posicionas, te vuelves a posicionar, correteas por las opciones con el máximo realismo posible y, al final, cansada, agotada e, incluso (me atrevo a decir), derrotada, te decantas por lo que realmente tienes que hacer, fundiendo a fuego lo que deseas hacer.
Dicho así podría ser una perfecta definición de lo que se entiende por frustración...pero, cual es mi sorpresa cuando, ya tomada la decisión y yendo muy en contra de lo que te pide la sangre, resulta que te ves invadida por una paz indescriptible. Una calma tal que se te llegan a dormir los dedos de los pies con la sapiencia y madurez de quien ha tomado la decisión que, en ese momento, es la más correcta (no la más anhelada).
Y eso es lo que me provoca, las sensaciones contrarias, las luchas internas con saldo positivo al fin y al cabo.
No siempre lo que uno sueña es lo que se realiza y, en ese camino tortuoso, lleno de vaivenes, de senderos, de salidas confusas y de marañas mentales, descubres que caminar en sentido contrario, es a veces lo más gratificante.
Qué gran verdad aquello de que una retirada a tiempo, es una victoria. Para los deportistas como yo, eso era inconcebible por puro sentido común (el menos común de los sentidos, que diría aquel). Sin embargo, el abanico es más amplio, se abre mucho más de lo que parecía abrirse y, ahí la gratificación, lo he abierto solita, sin ayuda de nadie más que de una avalancha de nieve, unas condiciones adversas donde las haya y unas palabras contradictorias provenientes de esa cebolla mía que conforma mi pequeño mundo.
Felicitándome por la capacidad dual de decidir mi bienestar...feliz lunes.